La Unión Europea es quien impone el cumplimiento de las normativas de emisiones a todos los vehículos de nueva homologación. En ella existe el NEDC, el ciclo europeo normalizado de homologación, una prueba a la que todos los fabricantes deben someterse y en la que deben homologarse todas las versiones de cada nuevo modelo.

Esta prueba se lleva a cabo sobre un banco de rodillos y en un espacio cerrado a una temperatura de 25 grados. Los coches han debido permanecer durante un periodo de reposo de entre 6 y 30 horas. Durante la prueba solo habrá una persona en el interior del vehículo, que tendrá todos los sistemas eléctricos y electrónicos apagados.

La prueba de consumo dura veinte minutos y en ella el coche recorre algo más de once kilómetros a una media de 35 km/h. Se empieza con un test urbano de cuatro kilómetros, para a continuación en los siete restantes intentar reproducir las condiciones de circulación en carretera.

El resultado de esta segunda prueba se homologa como consumo extra-urbano, y el del test completo como consumo medio combinado. Pero, en realidad, esta última cifra no es la media de los consumos urbano y extra-urbano, sino el resultado de la prueba completa.

El resultado de homologación del NEDC es poco real, pero al menos es el mismo para todos los coches. Las cifras homologadas no hay que entenderlas, por tanto, como un consumo real sino como una cifra comparativa entre los diferentes modelos. El consumo real acabará dependiendo de los muchos factores que inciden en la conducción.