El equipamiento extra es uno de los elementos que suele encarecer el precio final de un coche, tanto nuevo como de ocasión. Pero aún hay más si tenemos en cuenta aquellos equipamientos que supondrán un coste importante a lo largo del tiempo y que cuya sustitución o reparación nos saldrá mucho más caro que el equipamiento de serie.

Es el caso, en primer lugar, de las llantas sobredimensionadas y los neumáticos con un perfil más bajo. Si bien unas llantas más grandes y más anchas son muy llamativas, cuando llegue el momento de cambiar los neumáticos el precio se puede ir por las nube

También puede salir más cara la tracción integral que, si bien es más segura en terrenos resbaladizos, hace que aumente el consumo del coche. Además, si las cuatro ruedas están conectadas a la transmisión, se genera un mayor desgaste en los neumáticos.

Un extra muy interesante es colocar cámaras en los paragolpes para ver la distancia real a la hora de aparcar y evitar golpes.

Aunque, también están a expensas del golpe de otros vehículos. Cualquier desperfecto en ellas puede suponer un dinero considerable para su reparación.

Otro de los extras más llamativos es el techo automático si elegiste un descapotable. Es una de las mayores comodidades que existen, ya que con un simple botón se recoge solo. El problema estaría en el techo manual, que o bien paras o terminas empapado si empieza a llover.

En los vehículos deportivos, uno de los extras más demandados es que el coche tenga unas pinzas de freno más grandes. Curiosamente, es un gasto innecesario, ya que el sistema de frenado que traen estos coches de serie ya es más que suficiente.

Por último, un extra muy caro a largo plazo es la tapicería de cuero. Muy llamativa y bonita, pero con un cuidado y un desgaste muy acentuado. Así como el GPS incorporado, un extra que te puedes ahorrar hoy en día, una época en la que cualquier teléfono móvil lleva ya GPS.