Malos hábitos que dañan nuestro coche
Los buenos hábitos al volante no solo pueden evitarnos accidentes, sino que también son importantes para prevenir desgastes prematuros del coche e incluso averías. Lo que en un principio puede ser una conducción cómoda, a largo plazo se puede convertir en serios contratiempos para nuestro vehículo.
Hay algunos malos hábitos que precisamente nos llevarían a esto último. Como por ejemplo el no verificar de manera periódica las presiones de los neumáticos, algo que no se suele realizar por dejadez o por olvido, o acelerar el motor sin que haya conseguido la temperatura ideal.
También nos suele ocurrir que mantenemos el pedal del embrague presionado cuando el coche está parado, algo que provoca un mayor desgaste del embrague y de todos los componentes asociados a él. Ocurre también que en muchas ocasiones abusamos de los frenos en descensos prolongados y pronunciados, con lo que se acelera el desgaste de los discos y pastillas.
Hay otros malos hábitos que puede dañar nuestro coche. Es el caso de circular con el motor a bajas revoluciones o parar el motor de golpe tras un esfuerzo extra. En este último caso, muy perjudicial si se trata de un motor turbo, el aceite que mantiene el circuito todavía tiene tendencia a carbonizar, causando la avería precisamente del turbo.
Otro de los malos hábitos que se suelen tener es mantener la mano apoyada en la palanca de cambios, algo que desgasta y provoca holguras en los sincronizadores, los rodamientos, etc… Asimismo, no es aconsejable conducir con el coche en reserva, especialmente con cinco o menos litros de combustible.
Por último, hay que evitar dejar un neumático subido en un escalón cuando aparcamos, lo que daña las ruedas y la suspensión, y no frenar lo suficiente antes de pasar por un badén, un vicio muy característico que puede reventar un neumático o arruinar una llanta.